viernes, 14 de octubre de 2016

A media noche


A medianoche, conduciendo por calles desoladas, me provocó estacionar y caminar. Caminar solo, por una calle solitaria y tranquila tiene un gran encanto. No es lo mismo caminar de día que a medianoche.

Todo es diferente para los sentidos; la brisa es diferente; sonidos antes opacados por ruidos son ahora perceptibles; objetos que se lucían bajo la luz del sol adquieren otro carácter bajo la luna, bajo las sombras o las luces artificiales.

En ocasiones, al igual que personas sin sus “brillos”, se ven disminuidos por serenas siluetas que destacan entre sombras y en otros casos pasan desapercibidos. Los negocios cerrados, sin el runrún de las voces, de los autos y los anuncios, se tornan más materiales pero con un carácter propio, sin influencias, simplemente son lo que son.

Eso pensé ahora regresando a casa y me hizo recordar una canción; espero que les guste la canción.


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